miércoles, 23 de mayo de 2012

A pitar a la vía, y si viene un tren, mejor.

Según se aproxima el día de la final de la Copa del Rey, y como no podía ser de otra manera, van apareciendo las ratas secesionistas periféricas aprovechando tanto el evento en sí, como el más que previsible espectáculo asqueroso que nos brindarán ambas aficiones cuando suene el himno nacional y el Rey -el heredero en este caso- haga acto de presencia, para usarlo como plataforma de sus reivindicaciones sin pies ni cabeza y sus criminales reclamaciones. Era de esperar. Si no han empezado antes es porque la FEF y su dirección de ineptos les ha costado encontrar una fecha adecuada para el partido a estas alturas del calendario. Ineptos que, dicho sea de paso, en este caso se han revelado también como un hatajo de estúpidos, descabezados o colaboracionistas con los enemigos de España por amañar la competición para permitir que accedieran a la final los mismos equipos que ya protagonizaron la más vergonzosa jamás jugada en los más de 100 años de historia de este torneo al ponerle a uno, el vasco, un recorrido en el que sólo faltaba el Torpedo de Cuenca para hacerlo más fácil, y llevar al otro, el catalán, en volandas por gracia de los árbitros que no quisieron ver varios penaltis frente al Madrid, por no hablar de la mano de Pinto fuera del área en Mestalla,

Los representantes electos de las ratas periféricas, que inexplicablemente cobran sueldo de parlamentario costeado por aquellos cuyo país quieren destruir, pero eso sí, sólo después de haber expoliado hasta la médula, incluyendo entre los paganos a los familiares de aquellos que han sido asesinados para  que los que tienen genes con barretina puedan montar una Cuba en el Cantábrico y pese a que entre esos representantes se encuentran cómplices de los asesinos, montaron un espectáculo asqueroso en las escaleras del Congreso al desplegar una pancarta basurienta en la que se pedía la oficialidad de las selecciones regionales catalana, gallega y vasca. Ojo, que a mí me parece muy bien que haya gente que pida esas cosas. Como si quiere pedir que el Sueco sea idioma oficial o hacer obligatorio por ley que se lleven los calzoncillos y las bragas por encima de los pantalones. Lo que no soporto es la falsedad y la hipocresía. Porque este tipo de reclamaciones parten de supuestos que son más falsos que un euro de madera. Se da a entender que dichas regiones están ocupadas y/o colonizadas por España, o bien que ésta no permite que compitan libremente en competiciones internacionales. Respecto a lo primero poco o nada hay que comentar. Cataluña, Galicia y el País Vasco han sido siempre parte de España. Si quieren secesionarse que lo hagan, pero que no nos vengan con milongas. La realidad es que el nacionalismo que surgió hace un siglo en algunas regiones de España lo hizo por su enriquecimiento, cosa que lograron no por tener una clase media o una burguesía emprendedora precisamente. Todo lo contrario,  el enriquecimiento de esas regiones fue consecuencia de las políticas proteccionistas llevadas a cabo por los gobiernos centrales y que perjudicó notablemente a otras regiones.

Naturalmente, el mensaje lo acordaron hablando en español. Panda de idiotas.
Peor es lo segundo. Es imposible que España permita o deje de permitir que el "barretina team" o el "Dream Galleteam" participen en Eurocopas o Mundiales. Que yo sepa, y seguro que esas ratas de la pancarta también lo saben, el presidente de la FEF no puede llegar mañana y decirle al de la FIFA o la UEFA que donde había una selección ahora hay cuatro, que les vayan buscando hueco. Pero sí existe una forma de tener esa representación en eventos internacionales que tanto desean: tener su propia federación y su propia Liga. Así de fácil. Mañana llega, por ejemplo, la Federación Catalana y anuncia que a partir de ese momento van por libre. Como ya es autónoma e independiente, puede montar su Liga. Y si tienes liga y Federación propia, la UEFA y la FIFA te reconocen. Como pasa con los Escoceses. Punto final. El problema, claro, es que eso supondría que el Far$alona tendría que jugar contra el Español y poco más: Nástic, Badalona, Lleida y algún otro, con todo lo que ello supondría. Y eso, claro está, no lo desean. Aquí, como en tantas otras cosas, el nacionalismo pretende la independencia pero subvencionada por el resto de España. Son como un hijo vago, inútil, y cuarentón, que no ha dado un palo en su vida, y que no para de exigir a sus pobres padres más paga semanal y más independencia aunque el resto de sus hermanos se tengan que morir de hambre: que cómo pretenden que viva así, que muchos de sus amigos ya tienen casa y coche, que cómo no les da vergüenza que él todavía tenga que seguir en esa casa, que a qué esperan para pagarle el alquiler de un piso de 100 metros cuadrados. Simplemente asquerosos. Pero qué vamos a decir de una chusma que, en el mejor de los casos, viven de recolectar las nueces ensangrentadas que los terroristas hacen caer del árbol.

Y como en España no cabe un tonto más, estas imbecilidades carentes de argumento, ética, dignidad y honor enseguida encuentran eco. Saltemos algunos miembros del parlamento, como el prosoviético y filocastrista Llamazares, y pasemos al plato fuerte. El presidente del Far$alona, señor Sandro Rossel, o Rosell, o como sea. Sandruco, vamos. Salta el tío este en la presentación de las nuevas equipaciones del club catalán -que son, sin duda, las más horrendas y horteras que jamás ha llevado equipo de fútbol alguno, y que me niego a poner aquí no vaya a ser que a alguno se le queme el monitor-, respondiendo a las juiciosas palabras pronunciadas por la presidenta de la Comunidad de Madrid, doña Esperanza Aguirre, en una emisora de radio, donde se mostró partidaria de suspender el partido en caso de que se injuriase el himno nacional para que fuera jugado a puerta vacía. Sandruco, apoyando sin tapujos la vergonzosa pitada, dice que ojalá "los barcelonistas puedan expresar sus sentimientos con total libertad". La cosa no deja de tener su gracia viniendo de alguien que ha denunciado a un periodista de la COPE, ha vetado a Punto Pelota y ha obligado a rectificar un artículo de opinión de Salvador Sostres en El Mundo. "Libertad de expresión", sí, ya.

Pero es que cuando Sandruco apela a la libertad de expresión está siguiendo la misma línea miserable e hipócrita que las ratas de la pancarta. Si Goebbels levantara la cabeza tendría que irse a la cola del paro, porque con gentuza como ésta poca cosa iba a poder hacer. Con todo, la principal culpa no es de Sandruco, sino del aborregado y estúpido pueblo español, que lejos de potenciar su raciocinio prefiere someterse a "mantras" sin sentido. Tú le sueltas a un españolito medio lo de la libertad de expresión y lo dejas inerme. Se acabó la discusión, que haga lo que quiera no vaya a ser que piense que soy un facha, porque claro, la libertad de expresión, que eso es sagrado tú, ya lo dicen los americanos. 

Pues sí, la libertad de expresión es sagrada. Pero como cualquier derecho, conlleva deberes y responsabilidades. Y entre éstos últimos está manifestarla de forma adecuada y siguiendo los cauces correctos. Pongamos, por ejemplo, que mañana fallece la madre de Sandruco y alguien, haciendo uso de la libertad de expresión tal cómo la entiende el culodirigente, hace acto de presencia en el sepelio y se pone a despotricar a grito pelado contra la fallecida, cantando y contando todas sus miserias y poniéndola de vuelta y media. ¿Aceptaría eso el señor Sandruco? Por supuesto que no. Porque la libertad de expresión no legitima cualquier cosa. La libertad de expresión tiene unos cauces (parlamentarios, mediáticos, etc.) y, sobre todo, ha de realizarse manteniendo las formas exigibles en cualquier sociedad civilizada. El ejemplo que he puesto con el hipotético fallecimiento de la mamá de Sandruco (que Dios guarde muchos años si es que la señora sigue entre nosotros) chirría porque manifiesta una deplorable falta de educación. El respeto a las personas, a su dignidad, está por encima del derecho a la libertad de expresión, que en todo caso habría de adecuarse a la dignidad de la persona.

Por tanto, miente Sandruco al esgrimir este derecho como salvaguarda de que sus culos muestren los ídem en el estadio o berreén como cabrones en celo. Si esa afición no quiere seguir en España lo que tiene que hacer es exigir a su club que no haga acto de presencia en la final de una competición en honor al Jefe del Estado que, por lo visto, les esclaviza. Es más, que no participen el año que viene ni nunca. Ni ellos ni los del Éthnic de Bilbo. Y ya está. Ahora, si van porque carecen de dignidad, porque son unos miserables y porque no valen ni para que cualquier persona decente les use como felpudo, al menos que tengan la educación y el civismo de portarse adecuadamente. Si no, que no vengan.

La mejor alineación para la final
Por mi parte sólo puedo apoyar lo dicho por doña Esperanza, la única que dice las cosas claras, aunque me temo es porque no ocupa cargos de responsabilidad donde en vez de decirlas tendría que hacerlas. Si se insultan e injurian los símbolos nacionales, el partido tendría que suspenderse. Alguno se llevará las manos a la cabeza por eso de evitar un mal mayor, por la que podrían montar esa panda de bestias si se les priva de la final. Ni caso. Si se suspende el partido no iba a pasar nada. Es posible que se rompieran algunos asientos del Calderón o que se reventaran algunos servicios. Pues que los del Pateti no hubieran vendido la dignidad de la nación por treinta míseras monedas de plata, dando la oportunidad a los enemigos de España a que lleven su circo de sociópatas a la capital del Reino. Que se jodan. Pero aparte de los daños al estadio, y que supongo cubriría algún seguro, no iba a pasar nada. Porque nunca pasa aunque nos tiremos treinta años muertos de miedo pensando en lo que podría pasar. El ejemplo más claro es el de la "kale borroka", erradicada de las calles de las Vascongadas pese a todas las alarmas por el sencillo método de hacer que los papás y las mamuchis de los cachorros de ETA se hicieran responsables de los daños causados por sus vástagos y bastardos. Después de ver cómo se quemaban autobuses y a miembros de las fuerzas de seguridad no fuera a ser que en vez de un pobre "ertzaina" ardiera Roma, no se quemó ni un autobús más, ni uno de juguete, ni el que pone la Real Sociedad cuando va al Bernabéu. Se iban a quedar ahí unos miles pegando voces, diciendo que no se movían. Pasadas un par de horas, en cuanto les rugieran las tripas o se les acercara la hora de coger el tren para volver a sus respectivas pocilgas, veríamos que pronto evacuaban el estadio. En la calle, para evitar incidentes, el debido dispositivo policial y aquí paz y después gloria. Porque  boixos, proetarras y demás escoria la montan si saben que gozan de impunidad. Pero con la poli cerca se les pasan bien pronto las ganas de tonterías. Y si no es así, a por ellos y a mostrarles lo acogedoras que son las cárceles madrileñas. El caso es que la autoridad no puede permitir que se produzca un delito en ningún caso, y lo de insultar los símbolos nacionales lo es. Por eso mismo, el partidario de la ideología que asesinó a más de cien millones de personas durante el siglo XX, el Llamazares, así como el aragonés Durán y Lérida, junto con periodistas tipo Mascabrón, todos ellos defendiendo pitadas y muestras de nalgas, es decir, la comisión de un delito, deberían ser juzgados.

martes, 15 de mayo de 2012

La derrota del antifútbol

"Histólicamente el Kemali gustal a muchos, pelo pocos entendel".
(Xavi Helnández, siglo XXVII de la Dinastía Ming, en una realidad alternativa)

El fútbol lo inventaron los ingleses. Y punto. No hay discusión alguna. Ya en los inicios de la Edad Moderna  los nativos de las islas británicas se dedicaban a darle patadas a un esférico en lo que se conocía como "fútbol de Carnaval", eventos ocasionales caracterizados por su extremada violencia y absoluta falta de reglamentación. No había límite en el número de jugadores, hasta el punto de que participaban pueblos enteros. El objetivo era llevar una pelota hasta el pueblo contrario, y para ello estaba permitido todo excepto el asesinato: patadas, mordiscos, puñetazos... lo que fuera. El balón lo podías golpear con los pies, la cabeza o el culo, o cogerlo con las manos si te atrevías a arriesgarte a que una ingente masa de adversarios se arrojaran sobre ti para arrancártelo de las manos. Estas ocasionales muestras de violencia y destrucción sin límite, que era a cualquier otra celebración pre-deportiva de cualquier país lo que el Carmaggedon es al Mario Kart, prosiguieron con alguna que otra prohibición por lo horroroso del espectáculo hasta que ya en plena era industrial, en 1863, se funda la Football Association. Lo demás, como suele decirse, es historia. 

La Football Association no se preocupó mucho por la integridad física de los participantes. La mayoría de las normas que quedaron reguladas en 1863 hacen referencia al número de jugadores, tamaño del terreno de juego,  quién y cómo podía coger el balón con las manos, cómo se efectuaba los saques de banda y similares. Respecto a la salvaguarda de los valientes que se atrevían a meterse en un campo de fútbol, sólo hicieron hincapié en los materiales de los calzados (para evitar punteras de hierro y suelas claveteadas) y en la prohibición de golpear o agarrar al contrario. Una salvajada, vamos. Pero esto es lo que hay. Fútbol puro, en su estado primigenio. El espíritu de ese deporte guste o no. Como suelen decir los centrales argentinos cuando les expulsan por poner el codo en el rostro del adversario a la hora de disputar un balón por alto: "para jugá a las muñecas mejó quedese en casa". El fútbol es lucha, batalla, fuerza, virilidad. El fútbol es el último refugio de los valores plenamente masculinos tan necesarios para cualquier civilización y tan cuestionados hoy en día en nuestras sociedades decadentes. Competitividad, pasión, entrega, combate, riesgo, sangre, sudor y lágrimas. Pero no violencia. La violencia es una consecuencia natural de esta competición, y para mitigarla, porque no somos animales sino seres civilizados, se desarrollaron los reglamentos y las normativas con sus respectivas sanciones. El fútbol, deporte eminentemente de contacto como era aquél practicado hace trescientos años por los ingleses, no reniega de la violencia, algo  innato al ser humano, incluso necesario, pero tampoco la reprime falsamente. La acepta como algo natural y la controla. 

Esto es así. Podría no serlo, pero lo es. Quizá todo fuera muy distinto si en el siglo XIV la flota  imperial china, la "Flota del Tesoro" de la dinastía Ming al mando del gran almirante Zheng He, hubiera arribado a las costas de Europa en vez de sufrir el cambio de política china que llevó al milenario imperio a retrotraerse a sus fronteras, frenando su expansión por el Pacífico y el Índico y más allá. Si esta flota compuesta por decenas de barcos de 120 metros de eslora por 50 de manga, medidas abrumadoras incluso para los cánones de hoy día, cada uno de ellos acompañados por otras decenas de barcos de menor tamaño en lo que configuraba una flota con más marinos que cualquier gran urbe europea de aquél entonces, hubiera llegado al Viejo Mundo, hoy día Europa no sería un apéndice geográfico de Asia, sino también político. China, y no Inglaterra, dominarían el mundo a finales del XIX. Y entonces lo que hoy llamamos fútbol no sería lo que conocemos, sino la evolución natural del Kemari japonés, porque éstos tampoco se habrían librado de esta megaflota, qué va. El Kemari consiste en varios tíos en kimono, puestos en círculo, pasándose el balón con el pie y evitando que toque el suelo. Si en vez de evolucionar a partir de los combates entre poblaciones con un pobre balón como excusa el fútbol hubiera nacido a partir de esa cosa tradicional tan rara que hacen los japoneses, entonces sí que podríamos decir que el Far$a era el mejor equipo de la historia, que había conseguido llevar el kemari, el fútbol, el tikitaka-san o como se llamara, a cotas desconocidas, con ronditos eternos -quizá mientras se marcaban una sardana- y posesiones más largas que un día sin pan, y ya puestos que transmitían un montón de valores y todo eso. Ah, y que su kimono estaba realizado con materiales reciclabes. 

Pero eso no pasó. A dios gracias. Por tanto, el concepto far$aloniano de esto de darle patadas a un balón es antifútbol por ser, en esencia, lo contrario a lo practicado en las jornadas de Carnaval británicas y a lo recogido por los bebedores de té en las normas de 1863. ¿Que hay gente a la que le gusta? Pues oye, muy bien; también hay gente a la que le gusta el voley-ball o el balonmano, pero no son fútbol. La verdad es que si hay personas a las que les gusta lo que hace el Far$a, es que no son personas. Normales, digo. Serán masocas o tendrán cualquier otra tara, pero no es normal que guste eso. La persona que está contra la agresividad física, que considera denigrante que la gente recurra a la violencia, es muy respetable. Pero si el tío dice gustar del boxeo, pero sólo de un tipo de boxeo que consiste en correr por el ring para evitar el choque con el rival, es un tarado. Aparte, es un moñas por sentirse atraído y defender ese pestiño que encima denigra el noble arte pugilístico. ¡Que se aficione al ajedrez o algo así y deje tranquilo a los auténticos aficionados!


"¡Tiqui-taca, tu padre es Amunike!".
(Buitre Buitaker, pues ahora mismo)

Se acaba la temporada en España y otros países y ya podemos hacer una evaluación en lo que a conceptos futbolísticos se refiere. E incluiremos al far$a y al resto de tiquitaqueros porque, hombre, lo de que vistan con pantalones cortos y tengan estadio sigue teniendo su peso. De hecho voy a centrarme en estos últimos, porque yo, que jamás he negado mi absoluta carencia de conocimientos futboleros ando sobrado para comentar "lo otro". Para al que llegado a este punto siga teniendo en la cabeza la idea de que la temporada no ha acabado, que todavía queda la copa del Rey, le digo que nadie en su sano juicio va a tener en cuenta un espectáculo que va a consistir en insultos y vejaciones al Jefe del Estado y símbolos nacionales.  Es que ni lo va a ver. Así que la temporada ha terminado, que yo escribo para gente juiciosa. 

El Far$a cierra la temporada con un fracaso estrepitoso que demuestra lo que muchos venimos diciendo desde el advenimiento de Pep a las capillas de la prensa española, madrileña sobre todo. El "estilo Far$a" es una auténtica murga cuyo éxito hay que apuntar única y exclusivamente a ayudas arbitrales. En esta temporada, ante la ausencia de la adulteración de partidos por parte de los de negro -quien crea que los culos eliminaron en semifinales de Champions a Chelsea y a Real Madrid de forma "justa" que deje de leer y se apunte a un psiquiátrico-, al menos de la forma tan descarada que se venía haciendo, el invento culé se ha venido abajo estrepitosamente. Porque para tener la "posesión" es necesario impedir que el rival te quite la pelota, y para eso es indispensable que el colegiado no pase ni una, pero que ni una,, cuando se entra al balón como se hace en cualquier liga de cualquier país del mundo, desde Alemania hasta Puerto Tobago. Eso, al menos, se ha aminorado en las competiciones de la presente temporada y el resultado está a la vista de todos, incluso del propio Guardiola, quien se quejó amargamente tras el derbi frente al Español, donde se señalaron dos penaltis inexistentes a favor del Far$alona, de que esas jugadas se les señalaran ahora, con el Madrid ya campeón de Liga. Respecto al juego en sí, cualquiera que haya visto algún partido de esta chusma habrá apreciado que fútbol, lo que se dice fútbol, más bien poco. Hombre, nunca es que haya sido mucho -no olvidemos que estamos hablando de los defensores de la negación del fútbol- pero es que el de esta temporada ha sido incluso menos. Hasta los propios culés, que han pasado de "alucinar" con su equipo de enanos y sus estrategias de sobar el esférico hasta quedarlo reducido al diámetro de una canica japonesa, a pedir un delantero centro a la antigua usanza, tipo Llorente, al que puedas colgar balones al área como hace el resto de la humanidad desde el principio de los tiempos. 

 Tampoco hay que insistir mucho. Si el estilo far$ero fuera válido tendría éxito en cualquier equipo. Quizá no tanto como para hacerse con el campeonato de liga, pero sí al menos para mantenerse en la élite sea cual sea la calidad de los jugadores. Hombre, si al Badajoz le diera por jugar siguiendo las lecciones de Guardiola no digo yo que acabara llegando a semifinales de Champions, pero por lo menos podría jugar la liguilla de promoción. La realidad es que equipo que intenta hacer lo que los culos, equipo que acaba chafado. Algo tendrá el agua cuando la bendicen. El ejemplo más claro es el de Luís Enrique, vástago futbolístico (o como se llame a lo que hace esta gente) del de San Pedor. Tras entrenar al filial culé, la Roma compró la mula torda del "estilo guardiola" y quiso repetir los éxitos culeros sin un Paltiní y un Villar que llevarse la boca. El resultado ha sido satisfactorio. La Roma de Luís Enrique ha logrado el récord de posesión en la Serie A, con una media superior al 60%. Eso sí, ha quedado séptimo en liga, ha firmado una temporada vergonzosa para los aficionados romanos y el asturiano ha acabado volviéndose para España con el rabo entre las piernas. Ya puestos, no olvidemos que la Roma contaba entre sus filas con algún que otro ejemplar de la supermegacantera de la Massía, como el Bonjan Chrispín ese o como se llame. Quizá ahora Luís Enrique se anime a entrenar al equipo donde empezó, el Sporting. De ser así pronto disfrutaremos de nuevo de todo un derbi regional como es el enfrentamiento de los rojiblancos con el Oviedo... sin que los oventenses tengan necesidad de ascender. 

¿Fuera de Europa? Je, je, je... Quién lo iba a decir, ¿eh? Pues nada hasta otra

La historieta del caradura que fichó con el Far$alona cuando todavía jugaba en el Real Madrid, donde sospechosamente bajó su rendimiento en los últimos meses de militancia, presenta otro detalle consustancial al anti-fútbol, que no es otro que el del proteccionismo mediático. El absoluto desastre del asturiano al frente del club romano ha pasado inadvertido en la prensa española, y de no ser por el excelente reportaje firmado por Dani_Buyo para el blog de "La compañía blanca" (aquí y aquí) desconoceríamos los récords acumulados por Luís Enrique en la península con forma de bota:
  • Eliminación de Europa en agosto
  • Tres expulsados en Florencia, algo que nunca había sucedido en  los 85 años de historia del club italiano
  • Los dos derbis perdidos frente a la Lazio, lo que no ocurría desde la temporada 1997-98,
  • Derrota en casa ante el Milan después de seis años, con la Fiorentina después de veinte, con el Cagliari después de cuarenta y tres, la primera derrota en el campo del Lecce, el menor número de puntos y el mayor número de derrotas desde la temporada 2004-2005, quizá la más desastrosa de la Roma (exceptuando, obviamente, la de Luís Enrique), con cuatro entrenadores. 
  • No clasificación para competiciones europeas, un fracaso que no ocurría desde hacía 15 temporadas 
 ¿Por qué este silencio en torno a la experiencia italiana de Guardiola V 2.0.? Pues porque el periodista medio español, de natural vago y conformista, ha apostado por este estilo, cuya ventaja fundamental es que no tiene por qué ser sometido a los resultados. Lo importante es "jugar bonito", y se lincha a todo aquél que se atreva a hablar de resultados, algo consustancial al fútbol auténtico, pues cuando decenas, quizás cientos de personas, se ponían en mitad de la campiña inglesa a empujar el balón lo hacían para llevarlo al pueblo contrario. Nada más y nada menos. Y en esto consiste cualquier deporte desde entonces, no sólo en fútbol: en ganar. Siguiendo siempre las normas establecidas, estirándolas o interpretándolas hasta donde se permita con el objetivo de obtener la victoria. Para la panda de haraganes que configuran el grueso del periodismo patrio negar la mayor tiene la ventaja de no tener que mover ni un sólo dedo para justificar su opción. Si el "tiquitaca" resulta un fiasco, no pasa nada. Lo importante es la forma, el estilo. En caso contrario se tendría que aceptar el resultado. Y aquí los números mandan y sería fácil  tumbar el discurso o la verborrea de los  valdanos y segurolas de turno con una simple demostración empírica: si no se obtienen resultados, no vale.  Aparte, el unirse a una secta cuasireligiosa exime de justificación racional como, por ejemplo, analizar estrategias e interpretar las evoluciones de los jugadores sobre el terreno de juego, algo terriblemente agotador. 

"Luego copio y pego la misma crónica de siempre y le cambio el resultaaa...zzzzzzzz"


La vacuidad de toda esta tribu ha quedado en evidencia con sólo una frase de Mourinho, el técnico del flamante campeón de Liga que ha batido todos los récords con un fútbol que aúna todas las características del "deporte rey" para elevarlas a la máxima perfección: "No es lo mismo jugar bonito que jugar bien". 

"¡¿Por qué? ¿Por qué? ¿Para qué?!".
(Bruce Campbell, en "Posesión infernal", de Sam Raimi)

 Volviendo a España, o lo que queda de ella, el final de temporada ha puesto en su sitio a los negacionistas del fútbol como diversión, esfuerzo, lucha, presión, intensidad, velocidad, garra y portería contraria como fin de todas las cosas. En la final de la Liga europea -o como se llame- al equipo dirigido por un Simeone, en las antípodas del pusilánime juego representado por el Culolona, le bastó menos de un 40% de posesión para pulverizar al Éthnic de Bilbao, dirigido por un Bielsa al que todos señalan como concomitón del indultado por consumir sustancias dopantes durante su etapa en Italia. Tres chicharros a cero marcan a la clara las distancias entre los que vienen a trabajar al fútbol español dándole al pico y la pala, y los que vienen a darle sólo al pico. Por si fuera poco, el Atlético de Madrid le ha sacado siete puntos en Liga a los chicos del Nervión, que queda fuera de puestos europeos. Y por si no fuera bastante, en el último partido de Liga envió a segunda división, gracias a un solitario gol de Falcao, a otro de los equipos que nos vendían como uno de esos que "tocan balón" y tal, el Villarreal. 

El derrumbe culé ante el empuje del Real Madrid entrenado por Mourinho recuerda a lo sucedido con la caída de los regímenes prosoviéticos de Europa oriental a principios de los noventa. Es como si la exhibición de sus miserias hubiera provocado un efecto dominó. No es que haya relación entre la derrota culé en su propio feudo frente al Real Madrid y la caída al abismo del equipo entrenado por Lotina, pero da qué pensar, ¿no? 

Un último detalle para demostrar la mentira que es el antifútbol que el Far$elonismo, apoyado por una batería mediática que ya hubiera querido para sí Goebbels: la absoluta dependencia de respecto a Leo Messi. A ver, cuando se habla de equipos históricos o que han marcado época, se recuerdan a varios jugadores. Todos tenemos en gran estima a don Alfredo Di Stéfano y lo que simboliza, claro, pero es inseparable de Puskas o Gento. Lo mismo sucede con el Milan de Gullit, que es también el de Van Basten o el de Rijkaard; el Bayern de Beckenbauer, que es también el de Muller o Hoeness, o Maier; el Madrid de Zidane, pero también de Ronaldo o Figo... pero cuando se hable de este Far$a, ¿de qué jugadores se va a hablar? ¿De Leo, de Messi y del chico ese al que hincharon de hormonas? Porque jamás se ha visto tal dependencia de un sólo jugador en un equipo de fútbol. Al menos yo. Nos reímos de que los culos celebren el Pichichi del argentino, pero es que si no fuera por esos cincuenta goles el Far$alona habría acabado en sexta posición; el Madrid, sin los 46 de Cristiano, habría acabado... primero. Dado que el fútbol es, ha sido y será una competición entre equipos, ¿alguien puede negar cuál de los dos estilos, el representado por Mou y el predicado por el exculpado de dopaje gracias a triquiñuelas legales, es auténtico, verdadero y puro fútbol?

viernes, 4 de mayo de 2012

All Iron

De los creadores de "madridismo tarado"
Llega...

El MADRIDISMO SALVAJE

Desde su irrupción en el panorama europeo, los Pistolas Sexuais no han dejado piedra sobre piedra allá por donde han pasado. Las letras de sus éxitos "Anarchy in Madrid" y "No Feelings (for the spanish press)" dejan bien claro el carácter violento y agresivo del cuarteto. En la imagen, Sid Anticristiano y Mou Rotten destrozan el clásico de The Stooges "(Our football is) No fun". Me gustaría haber puesto una foto de los cuatro, pero el batería Pepe está en la cárcel por asesinar a una anciana a escupitajos y Carvalho ha sido denunciado por Keith Richards por suplantación de personalidad. 

Confundir en una concentración de la albiceleste tu mate con el batido que Messi traía de Barcelona puede tener consecuencias imprevisibles. Por ejemplo, tocar speed metal a un match 2 por lo menos. "(Where's my) Carry On" no puede faltar en cualquier fiesta de headbangers que se aprecien. Sonando a toda pastilla, eso sí. El fútbol, como en el caso del Mono Burgos, ha pasado para Di María a un segundo plano. El lanzamiento de televisores en los hoteles de concentración y conseguir agotar el suministro mundial de cerveza hasta que en el Oktoberfest tengan que servir Kas de naranja son ahora sus deportes predilectos. 

Unos pocos meses en el Real Madrid han bastado para que el inocente niño cabilés se transforme en el heraldo de Satán en este valle de lágrimas. Se sospecha que Vence-el-Mal, que es como se hace llamar ahora, ha sido denunciado por varios grupos de Black Metal nórdico. "Una cosa es quemar iglesias... y otra lo que hace este salvaje". Los miembros de Nokturnal Mortum se retiraron tras verle en concierto para formar el grupo de música sacra coral "Los niños de San Emeterio" con la excusa de que si lo que hacía Vence-el-Mal en el escenario era Death Metal, desde luego no era lo suyo. Actualmente se encuentra en prisión tras intentar que La Cibeles le practicase el sexo oral durante la celebración del título de Liga... ¡y conseguirlo!

¿Quien dijo que el "Madridismo Salvaje" sólo era para auténticos bestias capaces de abrir en canal a sus madres para ver de dónde venían y si se habían dejado ahí alguna lata de cerveza sin deglutir? No, hombre, no: también las madridistas salvajes tienen su hueco. "Under my larguero" y una revisión del éxito de Van Halen titulado: "Jump? Who? ME?" aúnan a partes iguales el rock clásico y sensiblero con el tecno-funk y el gothic-death-gore-metal. "It's my defenders' fault" se oye en todos y cada uno de sus conciertos. Todo un clásico. Imprimió su autobiografía, "Sólo para mis titis", con su propia sangre. Obviamente sólo se vende en licorerías.

Después de superar sus excesos con el alcohol, las drogas y las piruletas de mandarina, Ozzyll ha recuperado el trono que merece en el rock más bestia y siniestro. Sus problemas para pronunciar correctamente "asesinato", "masacre", "genocidio" o "destripación" las solventa con sus más de 200 gigavatios de potencia, lo que le permite hacer una gira mundial en una sola tarde desde el salón de su casa. "You won't take away the cross of our shield, maddafukers!" es el último hit de una lista que incluye "I can't close my eyes (my eyelids are too short)" y su versión del "Karma Chamaleon" de Culture Club, aunque Boy George le ha denunciado por entender que es la versión original tocada a 169 r.p.m al revés y con un tenedor en vez de una aguja de tocadiscos.

La prohibición de poder usar su Harley para subir y bajar la banda le obligó a actuar como central. Junta a Bruce Springteen con Slash y el Bob Dylan de su primera etapa eléctrica y ¿qué tienes? Pues ni idea, pero Sergei Ramone suena como los Cantores de Híspalis interpretados por internados del Arkham Asylum después de que el director del centro les anulara la medicación y permitiera otra vez el café con cafeína. "Die under my boots", "Your ankle, my target" y "War for Territory" son las piezas más destacadas de una discografía que ya cuenta con dos directos: "Bernabéu is on fire" y "Satyrical inmortal graveworm lolailolailolé". 

All iron!! Up the irons!!