domingo, 19 de febrero de 2012

Ahora es cuando empieza lo difícil

Discrepo de aquellos que ante el ataque continuado y encarnizado de la prensa a nuestro técnico, auguraban un cambio radical desde el momento en que el buen hacer del portugués empezara a dar sus frutos. Conociendo a las alimañas que componen el grueso del periodismo deportivo se me hacía difícil, por no decir imposible, que éstos cambiaran de caballo a mitad de carrera como si tal cosa. Eso sólo podría suceder en el caso de que los susodichos fueran una panda de advenedizos, una veleta que apuntase hacia donde soplase el viento, y no es así. Si algo caracteriza al periodista deportivo español medio es su desmedida soberbia, que sazonan con una envidia y una tiña cosa mala. Mantengo la teoría de que, en su infancia, todo periodista deportivo ha sido una medianía en cualquier deporte, sobre todo el fútbol, el más popular. Era el que nadie elegía para su equipo, el que siempre tenía que permanecer en el límite del terreno de juego, del patio o del descampado, esperando su oportunidad. Como muchos otros, pero con la diferencia de que por su carácter ensoberbecido, fruto de una mala educación y de una incapacidad para reconocer las propias limitaciones, curaba su resquemor criticando a los demás. El que Manolito hiciera cosas con el balón que él no haría en la vida no le motivaba a superarse. Todo lo contrario, le llevaba a criticar desde la banda todo lo que hacía Manolito, cuando no otros aspectos de su vida. En paralelo, sin abandonar su rencor  y envidia, el  embrión de un futuro Palomar, Lama o Torres, intentaba salvar esa deficiencia para lo del deporte autoconvenciéndose de que si bien el físico no le llegaba, su inteligencia no sólo lo compensaba, sino que le ponía por encima de los demás. Esto es, jugaba a ser entrenador. Pero uno malo, uno para el que las condiciones de los jugadores no tenían relevancia, para el que la propia condición humana carecía de importancia frente al esquema, la idea. Un Platón revenido. La realidad, al fin y al cabo, estaba contra él. Si las cosas fueran como él las imaginaba, esto es, como deberían ser, él no sería ninguneado, sino ensalzado y respetado.

Era inevitable que este niño cambiara el banquillo, o la tierra sobre la que aposentaba sus posaderas mientras veía jugar a los demás, por la silla de un escritorio y se convirtiera en periodista. Deportivo, claro. Porque para cualquier otro campo hacen falta unos conocimientos que podrían muy bien demostrar sus errores de juicio, pero no para el deportivo. De ahí que el periodista sea incapaz de alegrarse de los triunfos ajenos. De la misma manera que el niño marginado por el resto -más por su actitud que por sus aptitudes- era incapaz de integrarse motu propio, el periodista deportivo se siente en su salsa celebrando fracasos, es incapaz de empatizar con los demás. Sólo reconocería como propio, sólo sería capaz de sentir un triunfo si éste se adaptase a su esquema, es decir, si fuera consecuencia -aunque imaginaria, que nada tuviera que ver con la realidad- de que el mundo ha doblado la cerviz ante él, que ha reconocido su valía, que le ha dado la razón. Como si todos aquellos que jugaban en el patio hubieran admitido sus méritos. 

Por eso es imposible que la campaña de acoso y derribo a Mourinho cese aunque gane la Liga con más de diez puntos de ventaja sobre lo el que los periodistas han elevado a la categoría de "mejoequipodermundo", porque Mourinho ha dejado claro su desprecio a esta chusma, y esto es algo que no piensan pasar por alto. Es posible que le den algunas palmaditas en su espalda, pero de modo hipócrita; quizá desaparezcan durante algún tiempo, pero sólo para lamerse las heridas y acechar, desde su cubil, a la espera de que algo les de munición. Reconocer el error y alegrarse de los méritos ajenos es algo que les sobrepasa, e incluso creo que les predispone aún más. 

¡¡HEIL AND KILL!!
A esto hay que añadir varios factores que son parte del carácter de Mourinho y que, por supuesto, el luso no va a obviar. Porque si uno es íntegro, no tiene motivos para cambiar, sobre todo cuando ese carácter, y las acciones que de él han emanado, han conectado tan bien con el madridismo. Así, por ejemplo, la persecución a los "topos", que independientemente de la veracidad de la información -¿cuándo les ha importado la veracidad a estos tíos?- son piedra angular del tinglado periodístico. Cualquier chivatazo o desliz, tanto da, supone una semana de trabajo para mucha de esta chusma que, de otra manera, tendría que ponerse a trabajar realizando investigaciones y cosas de esas que podemos leer en cualquier periódico normal. España es uno de los pocos países en los que hay una prensa deportiva especializada, y desde luego es el único en el que hay casi diez diarios dedicados a ella: Marca, AS, Mundo Deportivo, Sport, Superdeporte... otro en Sevilla que no sé ni cómo se llama, un montón subvencionados (más todavía). Seguro que me dejo alguno en el tintero, y eso sin contar programas de radio, televisión, etc. Todo un circo, vamos. Y para alimentarlo, en un país donde la prensa rosa domina suprema, lo del chivatazo es cuestión de vida o muerte. Claro que cuando no hay soplos puedes tirar de fichajes, pero ésta es otra. 

Porque con el tema de los fichajes Mou también ha traído una seriedad al club que los madridistas nos resulta desconocida, y que siempre habíamos anhelado. Los dos intentos de Marca de montar esas campañas a las que tan acostumbrados nos tenían fueron abortados en veinticuatro horas: el interés por un lateral brasileño y el posible fichaje de Van Persie. En el primer caso, el club sacó un comunicado oficial que impidió a esos ganapanes vivir a costa del Madrid durante varias semanas, llenando páginas con entrevistas, informaciones varias y todo eso; en el segundo fue el propio Van Persie quien a través de Twitter zanjó cualquier historieta. Ni soplos ni fichajes. Ni siquiera filmaciones de los entrenamientos, cosa que es de lo más normal. La reciente pelea entre dos jugadores del Sevilla, el mismo día que Míchel estrenaba cargo, explica el interés de los plumíferos estos por encasquetarnos a "Melomerezco" en el banquillo del Madrid. 

Así que al falso orgullo de esta gente, capaces de criticar a quien acumula éxitos con distintos equipos cuando no han sido capaces ni de ganar a las chapas, se suma el hecho de que la continuidad de Mourinho pone en peligro todo el tinglado que esta mafia tiene montado en torno al Madrid y que tan pingües beneficios les da. Todo apunta a que Mourinho ya está planificando la próxima temporada, que es cuando debe hacerse, en torno a marzo. ¿Alguien se imagina de qué van a vivir estos tíos durante el verano? Porque si ya se les hace difícil ahora, en los meses estivales ni os cuento. Se acabó lo de "el Madrid anda tras", "inminente acuerdo por", "Fulano, el deseado". Equipo cerrado en junio, si acaso un cabo suelto que todo el mundo conoce, y santas pascuas. 

Tal como está estructurado el periodismo español, los últimos años han sido la gloria bendita. Un Far$alona apoyado por instituciones y federaciones deportivas que lo ganaba todo era regalo de Dios, tanto para unos como para otros. Los de allí arriba, porque sólo hablan del far$a y del Madrid cuando pierde; los del medio porque vivían en la seguridad de que el número de seguidores blancos no disminuiría pese a los fracasos, ya que hace mucho aprendieron a sacar partido de estos soliviantando al aficionado. La prensa ha sido la principal culpable de que en el Madrid no durara un técnico más de una temporada, lo que todo el mundo sabe que es la antesala del fiasco. Un club de la entidad del Madrid, continuamente convulso, da muchas portadas, da de qué hablar; un Madrid con los cimientos bien plantados dará portadas cuando gane, pero eso sólo supone unos pocos días a la semana, y las finales sólo unas pocas al año. Porque el trabajo de estos niños marginados, crecidos hoy a lo alto, pero sobre todo a lo ancho, no es "informar". De eso no vivirían. Decir que hoy no ha pasado nada en un entrenamiento no vende, decir que todo va como la seda no vende. Lo suyo es la "polémica", entendida como crítica sin fundamento, los ataques personales, las peleas de patio de porteras, el marujeo. 

Por eso la continuidad de Mourinho es un peligro, y si encima viene acompañada del aplastamiento del equipo por el que estos julandras han apostado sus almas y su futuro, la cosa se torna dramática. Que se están jugando el pan, oigan. Que el Madrid fuera líder por los pelos era algo soportable, incluso deseable, que el Madrid triture el "tiquicaca" puede ser el apocalipsis. De ahí que día tras día nos vendan rumores de que el portugués ya estaría haciendo las maletas para Inglaterra. ¿Que no es verdad? Y qué. A falta de  chivatazos sin fundamento e imaginaciones varias, tanto da publicar los deseos, igualmente alejados de la realidad tan denostada por esta tropa. Por eso no cejarán. Si Mou saca adelante una temporada exitosa tendrán que tragar a un tío que no sólo les está cerrando las vías de aprovisionamiento, sino que encima les saca las vergüenzas en cada rueda de prensa. La campaña va a ser brutal. Ahora empieza lo difícil.




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El tema de la posible final en el Santiago Bernabéu es un ejemplo de todo lo expuesto. De manera machacona la chusma periodística "madridista", excepción hecha de algunos que van por libre, vería con buenos ojos que la orgía antiespañola y proterrorista tuviera como escenario el principal estadio de la nación, sito, para mayor "inri", en la propia capital. Con ese fin tratan de confundir al aficionado con la mandanga del "señorío". La realidad es todo lo contrario: ¿qué clase de señorío tendría una entidad que vende su dignidad permitiendo que su histórico recinto sea mancillado de esa manera a cambio de un porcentaje de la taquilla? Señorío es defender aquellos símbolos que nos unen e impedir las injurias y vejaciones hacia el Jefe del Estado por treinta cochinas monedas de plata. Eso lo ve cualquiera, hasta los periodistas. ¿Por qué motivo intentan manipular a una afición que tan claro tenía el asunto? Para crear "polémica", división y choques entre el madridismo, para que Lama pueda llenar sus birriosas columnas oponiendo su postura (la que le toque, vamos) con el otro manolo o quien sea. 


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Nada más apropiado para los fieles madridistas que leen este blog, en esta época de Carnavales, que disfrazarse de culos, pues de sabido es que el objetivo del disfraz es hacerse irreconocible. Para ello sólo tenéis que convencer a vuestra madre para que se vista con minifalda de cuero, top ajustado, medias de rejilla y liguero, y zapatos con plataforma y tacón de aguja, y de esa guisa, maquillada hasta la náusea, se valla a dar vueltas al bolso bajo una farola. 

sábado, 11 de febrero de 2012

Intentando descifrar lo indescifrable: las semifinales de Copa de 1916

A veces me pregunto de dónde viene ese odio homicida del barcelonismo hacia el Real Madrid. Entiendo la rivalidad deportiva, e incluso que en ocasiones ésta pueda llegar a radicalizarse hasta extremos inimaginables. Lo entiendo aunque no lo comparta. Y sólo lo entiendo en caso de respuesta a una agresión u ofensa previa que fuera equiparable a la reacción, es decir, no entiendo el intento de asesinato de un jugador mediante el lanzamiento de botellas de cristal de 75 cl. cuando el único crimen que ha cometido el susodicho haya sido el de cambiarse de equipo. Pese a lo que cuentan los culos, el odio hacia el Madrid no viene de la consideración -también falsa, dicho sea de paso- que el anterior régimen español, el de Franco, tuvo hacia el equipo que durante aquella etapa de nuestra Historia presidía don Santiago Bernabéu. Esa legitimación del deseo de destrucción de una entidad deportiva por equipararla a quiénes liberaron Barcelona allá por el 39 carece de fundamento, pero es que además es erróneo en tanto en cuanto viene de mucho más atrás.

 Si hubiera que señalar el momento en el que este odio se constata sería, sin duda, la final de Copa jugada por el Real Madrid ante el entonces todopoderoso Éthnic de Bilbao en 1916, a la que el Madrid -todavía sin el título de "Real" que habría de concederle Alfonso XIII cuatro años más tarde- accedió tras eliminar al F.C. Barcelona en un cruce que necesitó de hasta cuatro partidos: el primero, jugado en campo del Español, acabó con un resultado de 2-1 favorable a los catalanes (los del equipo fundado por un suizo, digo, que en aquella época estas eliminatorias se jugaban en estadios neutrales) que el Madrid contrarrestó con un contundente 4-1 en la vuelta jugada en el campo de O'donnell,  a la sazón campo del Patético de Madrid. Como en esos tiempos en los que el abuelo Cebolleta hacía la mili no se aplicaba lo del valor doble de los goles, hubo que ir a un partido de desempate, jugado también en el campo del Pateti, que dejó el resultado de 6-6. Tres días más tarde, el 16 de abril, se juega otro partido de desempate cuyo tiempo reglamentario acaba, nuevamente, en empate: 2-2. Los jugadores están agotados y la mayor calidad del far$alona amenaza con imponerse sobre la casta y bravura de los "merengues". El Madrid sufre un asedio continuado en su área hasta que Sotero recoge un balón despejado por la defensa blanca, corre hacia la culo-portería y bate al guardameta catalán con un cañonazo cruzado en lo que ha de considerarse como una prueba de que el juego del actual Madrid de Mourinho es fiel a nuestra historia. Y por si alguien no se lo cree, en el segundo tiempo de la prórroga se repite la historia con el mismo protagonista. El Madrid se pone 4-2 y los aficionados ya se ven en la final. El fútbol es injusto, el far$a se lo merecía más, el juego del far$alona había sido una exquisitez, iba a perder el fútbol y todo eso que diría la "central lechera" si hubiera visto ese partido. Pues vale. Pero entonces también ganaba el que marcaba más goles y ese había sido el Madrid. Triunfo legítimo e indiscutible. ¿O no? Recordemos que estamos hablando del Culolona, y con éstos todo es posible.




Porque tras dar validez el colegiado al segundo gol de Sotero, los jugadores del far$alona -que ya habían protestado fuera de juego en el tercer gol- reclamaron también un agarrón al guardameta Bru en la "melé" en el área que precedió a ese cuarto tanto del Madrid, y ante la negativa del árbitro a escuchar sus lloros y lamentos,  deciden marcharse del partido. Como lo oyen: lo mismo que hicieron no hace tanto en la misma competición siendo capitán del circo el que hoy habla de valores y tal. Aquí podría soltar eso que dijo Karl Marx, lo de que la historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa. Quedaría muy bien, cierto, pero sinceramente, yo es que veo a los culos y sólo veo una farsa. Repetida hasta la saciedad, eso sí, aunque BusKKKets y otros elementos guardiolianos están poniendo bastante de su parte para que lo de "tragedia", pero de la griega, la teatral, coja peso. Pero volvamos a lo sucedido aquella tarde de 1916. El colegiado, José Ángel Berraondo, trata por todos los medios de que se jueguen los siete minutos restantes del partido, pero el capitán culé, Santi Massana, ejerciendo como culé más que como capitán, es decir, en plan niña repipi y mimosa, se niega a volver con los suyos a no ser que el colegiado ¡se retracte de su decisión! Como es natural, Berraondo se niega y el partido queda finiquitado. El Madrid pasa a la final. 

Y si ahora yo pregunto de quién fue la culpa de que el Madrid pasara a la final sin que se jugaran esos siete minutos en los que podría haberse dado la vuelta al marcador -recordemos que el control del partido era de los bicolores- ¿ustedes qué me dirían? Pues del far$alona, claro, porque son ellos los que deciden irse al pedirle un imposible al colegiado -jamás se ha dado esta situación en ningún torneo de un país medianamente desarrollado, y supongo que tampoco en uno del tercer mundo- faltando además al espíritu de la competición al demostrar un mal perder que no tiene cabida en el deporte. Si es así, enhorabuena: es usted persona. Pero no olvidemos que hablamos de los culos. Así, no habrían de faltar quienes desde el barcelonismo señalaran al árbitro como culpable del escándalo, quizá por no dejar que los culos dirigieran el encuentro y decidieran qué goles habían de subir o no al marcador, pero también del Madrid, que algo habría tenido que ver en la designación de un colegiado con pasado merengue. Y es que José Ángel Berraondo no sólo fue un pionero del Madrid foot-ball Club, al que se afilia en 1905 y con el que consiguió hasta cuatro Copas de España jugando como defensa, sino que llegó a simultanear lo de darle patadas al balón con la función de vicepresidente de la entidad durante el mandato de Menéndez Cadalso. Claro que lo que obviaron esos pájaros que tiraron de currículum después del numerito en copa es que Cadalso jugó en el Barcelona durante la temporada 1913-14 después de pasar por la Real Sociedad. Como también obviaron el hecho de que el propio Far$a había solicitado que fuera él quien dirigiera el encuentro. 

Una vez más, si la cosa hubiera afectado a personas, a seres humanos normales, la cosa habría acabado ahí. Hace unas semanas al Real Madrid le tangaron el pase a las semifinales de la Copa del Rey al no señalarle dos penaltis clamorosos en el KK Nou. Luego al Violencia, al no mostrársele la roja directa al guardameta Pinto por tocar el balón con la mano fuera del área en el partido de ida jugado en Mestalla. Por supuesto, ni Valencia ni Real Madrid se largaron del partido. Y a nadie se le pasa por la cabeza que unos y otros estén con el cuchillo en los dientes esperando la siguiente visita del far$alona para pasarle factura. ¿O veríamos normal que los valencianistas pidieran que la final se jugara en su estadio para bombardear con piedras a los culos, que Florentino moviera cielo y tierra para que la final recalase en el Bernabéu con el fin de que el madridismo le pudiera preparar una encerrona a Guardiola y su panda? Suena a cosa de locos, ¿verdad? Pues ¿a que no imaginan dónde se llevó la final de esa Copa la Federación Española? Sí, justo ahí, a Barcelona. 

Al menos el estadio escogido fue el del Español, lo cual garantizaba que la final se jugara en un estadio y no en un estercolero, que ya era algo. Pero el caso es que en aquellos tiempos, como estaban las comunicaciones, la asistencia de las respectivas aficiones a un partido era cosa harto complicada. Esos encuentros eran un reclamo para el público general, que iba a ver un espectáculo como podría ir al cine o al teatro. A pasar la tarde, vamos. Naturalmente, al aficionado al Hispania o al Español le importaba poco o nada el resultado de esa final. A otros, a los de la sucursal catalana del Basilea, si tuvieran dos dedos de frente, tampoco debería importarles. Así que imagínense quiénes acabaron petando las gradas. El Madrid, que como buen español es bastante pánfilo, no le hizo ascos a viajar a Barcelona. Y, marcando una vez más las distancias con las lloronas del país de la esquinita, aceptó como trencilla a Paco Bru, nada más y nada menos que jugador del Far$alona que había estado presente en los encuentros de semifinales. Ahí es nada. 


El Madrid cayó en la final disputada el 7 de mayo de 1916 frente al Éthnic de Bilbao, por un contundente 4-0 en un terreno transmutado lodazal por las recientes lluvias. Tras el partido la expedición merengue acudió al hotel Inglés, sito en las Ramblas, para felicitar a los vascos, ya que se negaron a acudir a la cena protocolaria por el trato que habían recibido durante el encuentro. Y es que al barcelonismo no le importó gastarse los cuartos en un partido que ni le iba ni le venía para dar un de los espectáculo que si bien entonces sorprendió por su falta de civismo y educación, visto desde la perspectiva de hoy no fue sino uno más de los que nos tiene acostumbrados el "seny" de esta piara. La pitada cuando los blancos saltaron al terreno de juego fue tremenda, desconocida para la época, e incluso hicieron acto de aparición carteles en contra de Bearrondo, algo también inusual. Pero así son los "mescunclú", siempre aportando novedades al fútbol e impregnándolo de su saber estar. Por si no fuera suficiente, la Guardia Civil y hasta los jugadores del Ethnic tuvieron que proteger a los madridistas de la bestial rabia del graderío. Y de recuerdo al hotel la expedición blanca se llevó otra innovación culé a esto del fútbol: el apedreamiento del autobús. Para no dejar dudas de su apoyo -por no decir algo más- al lamentable espectáculo en que estos aficionados transformaron la final de Copa, el Far$alona no se unió al Español, Hispania, España y otros clubes barceloneses, que decidieron enviar telegramas de adhesión en los que mostraban su simpatía por el club "merengue" y su indignación por lo acontecido aquel día. 

Éste es el primer choque entre Madrid y Barcelona que se conoce. Y, volviendo al principio, no entiendo que el odio insano de esta afición contra los blancos pueda estar justificado por algo tan pueril como un gol en posible fuera de juego. En ningún momento ha hecho nada el Real Madrid que pudiera suponer un agravio contra el Barcelona que éste, de manera comprensible, no pudiera perdonar. El único delito cometido por el Madrid es el de existir. Y punto. No hay más. No es rivalidad deportiva, ni siquiera es el reflejo de la rivalidad entre las dos grandes metrópolis de un país. Es inútil intentar buscar una explicación que pueda someterse a criterios científicos y racionales. El Barcelona no es más que un apéndice, por no decir un parásito, del nazionanísmo independentista. Y como todo el mundo sabe, el nazionanísmo es, desde su origen, allá por los albores del XIX, un movimiento contrario al racionalismo y la ilustración, a la razón en general. Se basa en el sentimiento, pero entendido de forma pueril, ilógica, y tuvo como principal aliado al romanticismo, tan voluble y cambiante. Tan descerebrado. Tan cursi. Tan victimista. Tan manipulador. Tan culé. Una apelación continua al "cerebro reptiliano" que todo humano conserva, al miedo y al odio. El mismo que el nazionanísmo tiene hacia Madrid, a quien identifica con España, es el que tiene el far$alona, perro fiel de esa ideología política, hacia el equipo capitalino.

jueves, 2 de febrero de 2012

España, esa ex nación de idiotas redomados

A mí que al F.C. Bardeputonas le regalen un título es algo que me enerva, pero que puedo comprender. Ojo, no justificar. Es decir, entiendo que para dar más lustre a una Olimpiada se den casualidades que permitan alzarse con su primera Copa de Europa al "ejército desarmado" de la reserva en la que ha de celebrarse el evento. Por ejemplo, que el colegiado no viera la clarísima falta de Bakero sobre el portero del Kaiserslautern que supuso el gol "in extremis" que plantaría a los bicolores plantarse en la final, o que el rencilla encargado de dirigirla se inventara una falta en la frontal del área de la Sampdoria, faltando pocos segundos para la tanda de penaltis y, encima, en un lugar idóneo para un cañonero como Koeman. Entiendo todo eso de la misma manera que entiendo que en plena transición los dos equipos de la región en una situación más complicada para la estabilidad del proceso ganaran cuatro Ligas consecutivas,  lo que sin duda ayudaría a que más de un tibio se sintiera algo más integrado en el nuevo régimen. Que también es casualidad esa racha de Ligas entre un equipo, la Real Sociedad,  que no había ganado en su vida ni la Copa Danone, y otro, el Éthnic de Bilbo, que había  ganado la última liga cuando Francisco Franco hacía la mili, año más, año menos. Casualidades, digo. Pero que ayudaron a que la Transición fuera más transitable, ni lo duden. Eso sí, tras llegar los socialistas al poder sin que este país saltara por los aires, lo que se consideró la constatación de que el nuevo régimen democrático ya estaba plenamente establecido, la gabarra que los bilbaínos sacaban para celebrar los triunfos de su Éthnic quedó aparcada en espera de tiempos mejores que todavía están por llegar, como criadero de percebes y moluscos similares de esos que se agarran a la quilla de los navíos. 

Olerá a estafa, pero es lo que tiene la realpolitik. Y total, el fútbol sólo es un entretenimiento de las masas. ¿A quién le importa que el Madrid no gane una liga para que se la lleven los de la chapela? A los madrileños, quizá. Pero vaya, como estos no se quejan mucho tanto da. Yo todo eso lo entiendo, que no soy ningún pánfilo. Pero lo que no me entra en la cabeza es que al far$alona se le esté pavimentando una autopista para que llegue rápido, seguro y de manera confortable a la final de la Copa del Rey como quedó constatado ayer para los que todavía creyeran, pese a lo sucedido al Madrid en el KK Nou, que estas cosas no pasan, cuando el colegiado y el línier se comieron, al alimón, una mano clarísima de Pinto fuera del área  en el minuto 18 que hubiera supuesto que el far$alona tuviera que encarar lo que restaba de partido con diez hombres y, lo que es peor, que su entrenador hubiera tenido que jugar a ser técnico.


 El que se crea que el partido de vuelta -otra vez en casa, como contra el Madrid, no vaya a ser que se les complique la cosa a los chicos de Rosell- guarda algún interés, que se lo haga mirar. Como que van a echar unas manos tan evidentes para que luego el Valencia los apeé. El far$alona va a estar en la final sí o sí. Y  he aquí el problema, que a diferencia de otras ocasiones no acabo de entender el por qué. En serio, no entiendo este empecinamiento... porque lo más probable es que el adversario de los culos sea el Éthnic, al que bastaría un empate contra el Mirandés en Bilbao, con lo que estamos en vías de repetir el bochorno y la vergüenza que pasamos hace dos años, cuando la casualidad también quiso que coincidieran en el mismo estadio  las dos aficiones más separatistas, filoterroristas y antiespañolas que existen. En aquél momento más de uno pensó que era imposible tener peor suerte, que había que joderse, que parecía que nos había mordido la mano  Roberto Palomar... digo un cerdo. Dándole cancha a esta chusma para que se dedicara a reventar lo que debía haber sido una fiesta con sus relinchos separatistas, sus abucheos a la figura del Rey, su pitada al himno. Poniendo el foco encima de toda esta pandilla de separatas que en el fondo son tan españoles que les encanta ser el centro de atención para hacer alguna imbecilidad en plan folclórica. El híbrido entre Rompetechos y un curilla pedófilo del Mascaró hablando por una vez catalán en su mísera vida para pedir que se insultara al Jefe del Estado y a los símbolos nacionales. En definitiva, un circo vergonzoso que obligó a la televisión pública a realizar un montaje con actores para tener algo que poner en la previa (por ejemplo, un tío con pinta de gaditano oyendo el himno a la americana, con la diestra en el corazón, en vez de los culos enseñando el ídem a su alteza). Pero vaya, que son cosas que pasan. Dio esa casualidad en plena España zapateril, de efervescencia revolucionaria institucional, de relectura de la Constitución y todo eso. Qué mala pata, esperemos que no se repita y tal.

Coño, que yo entiendo que se manipule una competición, pero ¿para repetir esto? ¿Pero es que estamos tontos o qué? Pero a ver, ¿qué se le da a un colegiado para que le tangue dos penaltis al Madrid y le anule un gol legal, para que se coma las manos de Pinto fuera del área en el primer cuarto de hora y evite que el far$amoñas juegue con diez casi todo el partido? Pues que se le dé lo mismo pero para lo otro. No digo que para beneficiar al Valencia, sino por lo menos para pitar con justicia. Pero Villar, so burro, ¿es que quieres que te saquen los colores otra vez, tener que mirar al suelo cuando suena el himno de España porque al Rey le está cayendo la del pulpo? Y usted, majestad, ¿por qué no amenaza con no volver a pasar por ese calvario porque no, porque es Rey y de España, y no está dispuesto a permanecer como un gato de escayola mientras se le insulta y veja sólo porque a algún flipado se le ha ocurrido que la final ha de ser Étnic-Far$a? Que digo yo que estaría mejor que el rival fuera el Valencia, que la peña Yomus y los de España 2000 iban a ser un buen contrapeso de los cerdos abarretinados. Verá cómo no iban a entrar en el estadio tan gallitos, y menos silbar con tanto salero. 


Bonitas imágenes de la final de 2009 que algunos parecen deseosos de ver repetidas. Pues nada, allá ellos.

Manipular es feo. Manipular para no obtener nada es de tontos. Hacerlo para que encima te perjudiquen es de idiotas redomados. Pero si es que no se gana nada, nada. Ni realpolitik ni leches. Ni los de ETA van a entregar las armas ni los de CiU van a abandonar la ruta de la secesión por ganar la copa que lleva el nombre de una figura a la que desprecian, cuando no desean ver muerto, y que reina un país al que desean ver destruído. Que la pitada, los abucheos y los insultos, las pancartas de los Euskalpresoak y sus putas madres, y los culos mostrando sus ídems no nos va a suponer nada bueno. Que no. Hombre, dado el caso a lo mejor hay ciertas simpatías por esta gente, que mira son burros como sólo ellos pero también buena gente. Pero ni eso. Llevamos varios años en que es más fácil ver a Megan Fox desnuda en tu cama cuando llegas a casa del trabajo que al far$alona jugando con diez, y encima tenemos que aguantar las pijadas de toda la tropa del nordeste en plan niñas repipis y ultramimadas diciendo que uy, que qué mal pinta lo de los árbitros, pobrecitos ellos que en Europa llevan una racha de expulsiones que por cada culo que envían a la ducha antes del minuto 90 a los rivales les expulsan un equipo entero (no es broma, creo que la estadística de los últimos tres años era de 36 rivales expulsados por 3 culos), ay, que los van a perseguir porque no quieren que ganen la liga del "Estado español". Angelitos míos.

Para esto echan al Madrid y al Valencia de la Copa. Hay que joderse
Espero que alguien por ahí arriba reflexione y muestre no ya un poco de dignidad, sino la prueba palpable de que la perversión conocida por masoquismo no es una enfermedad extendida entre nuestras élites, y ya Rajoy, ya el propio Juan Carlos, levanten el auricular para comunicarle a Villar que como se repita lo de aquél año no va a quedar alfombra sin levantar en la RFEF. Que si tanto le gusta eso de dar directrices, directas o indirectas, para que se cumpla su voluntad, lo va a seguir haciendo, pero bien hecho, y que ya puede pasarle la factura por los servicios prestados al Bardeputonas el próximo miércoles. Tranquilo, que si sólo acaban el partido Alexis y su primo el de Coquimbo tampoco van a tener mucho de qué quejarse teniendo en cuenta todo lo que les han metido en el zurrón desde que Laporta mantuvo en la poltrona a Angel María y su vicepresidente, el socio "number one" de los Boixos. De lo contrario no sólo se correrá el riesgo de que la dignidad del monarca y, por ende, de la nación, sean agredidas por un rebaño de subseres, sino que se constatará que el régimen actual está para el derribo. Porque un régimen podrá aguantar todo tipo de dirigentes, excepto los idiotas redomados. Esperemos que Juan Carlos, que ha sufrido de primera mano los valores culés gracias a Undargarín, comprenda de una vez la auténtica esencia de esta canalla blaugrana y asuma su deber de luchar con constancia, y sin freno, contra ella, como ha mucho aprendimos ingente cantidad de patriotas. Lo que es bueno para los culos, es malo para España.