sábado, 8 de diciembre de 2012

Mourinho se marchará el año pasado




De estas dos portadas, una de un medio proculé, el otro sin el "pro" y, además, disimulándolo muy bien, cualquier observador juicioso que desconociera los intrínsecos de la prensa deportiva española sacaría como conclusión que, en efecto, esta será la última temporada de Mourinho en el banquillo del Real Madrid. El técnico luso ha terminado por no soportar la presión que conlleva dirigir a uno de los clubes más exigentes del mundo y, ante el evidente desquiciamiento del de Setúbal, el presidente ha decidido darle puerta. Si dos medios tan aparentemente dispares como un diario históricamente madridista (y ni un día más) y la Biblia de cabecera culé producen un ruido muy similar, es que el río lleva agua.

El problema está en las fechas. La portada del Marca es del pasado lunes, la del diario SporK de principios de año. En ese intervalo de tiempo Mourinho no sólo no se fue del Madrid, sino que consiguió que el conjunto merengue firmara la mejor temporada de cualquier equipo en la primera división, pulverizando el anterior récord de goles -también en manos del Madrid- y superando la barrera de los cien puntos. Que esto no lo haya supuesto el reconocimiento del fútbol español, que ha otorgado a Guardiola, cuyo equipo quedó en segunda posición y que lleva cinco meses tumbado a la bartola en Nueva York, el premio al mejor técnico es sólo una muestra de cómo esos que inyectan tantos valores al deporte están terminando por expulsar del mismo a aquellos que les eran propios, como el de reconocer los méritos sin importar juicios de valor sobre la persona emérita. Vamos, que a Mou no le habrían premiado por caer mal, no dar entrevistas o, Dios no lo quiera, por no ser español.

Con todo, el auténtico premio de Mou es el que le estamos otorgando todos aquellos madridistas que estábamos hasta los nenúfares de ver a los periodistas mangoneando en nuestro club y ejercer de sanguijuelas de la entidad, de aguantar los continuos cambios de técnicos que imposibilitaban la estabilidad de un proyecto pero que otorgaba réditos a aquellos medios que había apoyado al afortunado, por no hablar del peloteo continuo a ciertos jugadores transmutados en rémoras que sólo hacían grandes partidos en las crónicas del Marca o el AS. Los periodistas, de cuyo exiguo intelecto nadie puede dudar a estas alturas, no se enteran de la misa la media. Empeñados en tirar de la misma táctica de siempre siguen "erre" que "erre", como si lo que le hicieron a Toshack, Capello o cualquier otro pudieran hacérselo a nuestro actual técnico. Mourinho recoge el guante como jamás habían hecho sus predecesores. Si desde estos medios insinúan poco apoyo del aficionado, el tío se planta sólo en mitad del campo antes del derbi para que sean éstos quienes confirmen o nieguen tal afirmación, viéndose respaldado por una abrumadora mayoría. Los pobres periodistas siguen en su Matrix y tratan de buscar excusas del tipo "no vale, había poca gente", como si fuera Mourinho el que decidiera cuándo se abren las puertas del estadio.


Me parece que entre los muchos defectos que pueda tener el portugués lo de perder los papeles con facilidad no es uno de ellos. Cosa que no puede decirse del diario Marca. Pero sucede que el Marca hace tiempo que no funciona como un diario, de igual modo que los periodistas hace tiempo que dejaron de serlo. Lejos de narrar lo que sucede, viven en una realidad paralela en la que lo que sucede es lo que a ellos les gustaría. El peso mediático les ha dado ventaja... hasta hace poco. Ahora,  gracias a las nuevas tecnologías cada vez es mayor el número de aficionados que pueden acceder a otros puntos de vista o exponer el suyo propio a una audiencia potencial de millones. La incapacidad del periodista de aceptar el cambio, y de adaptarse, es más que manifiesta.

 

En la anterior portada, del pasado martes,  observamos que Marca sigue en sus trece. Normal. Lo que no lo es tanto son las razones por las que Löw o Ancelloti "encajarían" en el banquillo del Real Madrid. La primera y la segunda (manejar un vestuario de estrellas y experiencia en competiciones de máxima exigencia) no sólo están presentes en el currículo de José Mourinho, sino que lo están de manera más acusada que en el caso del germano o del transalpino. ¿Qué experiencia en competiciones de "máxima exigencia" tiene Löw? Que yo sepa ha entrenado a la selección germana, al combinado internacional alemán y a la "Manchstaff". Ancelloti ganó la Champions con el Milan y desde entonces ha ido cuesta abajo. Salió por la puerta atrás del Chelsea y actualmente ve peligrar su puesto en el PSG. Equipo que, dicho sea de paso, estaría deseando hacerse con los servicios de Mourinho según el mismo diario madrileño. ¿Es esto serio? ¿Se han pensado que somos gilipollas? Al menos que no pretendan vender a sus lectores, con una mayoría teóricamente madridista, el cambio Mou-Ancelloti como si fuera una buena noticia, aunque lo sea para ellos. Lo de "estar habituados a trabajar bajo presión" después de ver cómo se maneja Mourinho en rueda de prensa, es como de chufla.

Según los propios criterios de Marca -porque ni presidente ni nadie del club las ido contando esto, eso seguro- Mou cumple sobradamente. Pero aquí el quid de la cuestión es el último motivo: "buen trato con la prensa y evitar conflictos". Evitar conflictos, ¿con quién? ¿Con los jugadores, entre ellos? Pues no, porque eso se presupone en el primer criterio, el de manejar un vestuario de estrellas. Por tanto sólo podemos deducir que se le exige evitar conflictos con la misma prensa a la que debe agradar. Ésta y no otra es la característica que, según Marca, le falta a Mou y, por tanto, le invalida como técnico. Eso siempre se ha sabido. Cuando As o Marca machacan al actual inquilino del banquillo, llámese Mou o Capello, sospechábamos que era para colocar a uno elegido por ellos, uno que fuera bizcochable y permitiera filtraciones, la grabación de los entrenamientos, fuera sumiso con los garrulos reporteros Tribuletes y todo eso. Pero jamás, nunca, el reconocimiento ha sido tan tácito. Antes Marca y As eran más sibilinos. Que se les vean las intenciones sólo puede deberse a un desliz. Y ese desliz sólo puede ser producto del desquiciamiento. Están desesperados.



Y lo están, sobre todo, porque los mensajes que llegan desde la cúpula del club, lejos de temporizar para evitar chocar con la prensa como ocurría antes, se traducen en un apoyo total al técnico. Dos días después de que Marca publicara que el club había decidido reemplazar al técnico, Florentino Pérez confirmaba en el diario portugués "A Bola" que Mou sería entrenador merengue hasta 2016... como mínimo. Por si fuera poco, en Valladolid el portugués se ha dado un baño de multitudes acudiendo, como si de un jugador de la plantilla se tratara, a la tradicional firma de autógrafos en el hotel de concentración. Si todo va como debiera, dentro de una semana, en la cena de confraternización con los bastardos de la prensa, que el Madrid está tardando en suprimir, Florentino volverá a reiterar su apoyo a Mourinho. Y entonces, ¿qué? ¿Van a seguir los del Marca y el AS dando la murga con la salida del técnico? ¿Van a tener la desfachatez de seguir con sus historietas y pretender que Florentino asegura una y otra vez que Mou seguirá para presentarse en agosto con otro técnico, como si la falta de vergüenza de los plumillas fuese algo común en el resto de los mortales?

No es de extrañar que las ventas de los panfletos deportivos estén yendo en picado, cosa que me satisface profundamente. Anda y que se jodan. Los únicos culpables del desastre inminente al que están abocados serán ellos. Ya lo dijo Darwin, lo de adaptarse y sobrevivir. Desde este humilde blog propongo que los propietarios de los principales medios deportivos de Madrid den el finiquito a los redactores que han proporcionado informaciones falsas en el mismo momento en que un colegiado señale el inicio del primer partido de la temporada 2013-14 y Mou lo esté viendo desde el banquillo del Real Madrid. Por supuesto, finiquito también para los directores de esos diarios a los que sus prejuicios antimadridista les nublan las entendederas y les impiden realizar adecuadamente su trabajo.

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