miércoles, 20 de agosto de 2014

No digáis que no lo avisé

Partido jugado el martes 19 de agosto en el Santiago Bernabéu correspondiente a la ida de la Supercopa de España entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid.

Real Madrid. 

Alineación del Real Madrid: Portería, el Capitán Espantapájaros; defensa, Carajal, Er niñoe la guitarra, Pepe, MacDonaldciño; centro del campo: Antoñito Cruz, Xabi Angulonso, Modricio; delantera: El otro Ronaldo, Karim Cuidadín y el Expreso de Gales. El otro Ronaldo fue sustituido en el segundo tiempo por James Bond it like Beckham y Say Mary salió por Modricio. 

Entrenador: Carlotto Angelote. Sacó a once jugadores, qué menos.

Atlético de Madrid. 

Alineación del Atlético de Madrid: once tíos, mas dos cambios, que muy bien podrían estar picando piedras bajo un sol abrasador en Texas o montando las vías ferroviarias que comunicaran las distintas instalaciones del archipiélago Gulag en la fría Siberia. Eso sí, aislados de otros presos, asesinos, violadores o maltratadores, a los que tendrían bastante acojonados. 

Entrenador: Pocholo Simeone. Consiguió llevar a la excelencia el estilo de fútbol que defiende. El "catenaccio" italiano de los setenta es un carnaval comparado con la propuesta futbolística de este alumno aventajado de Bilardo. Las moscas cayeron muertas de aburrimiento en el Santiago Bernabéu, que despertaba sólo para protestar las criminales entradas de los colchoneros sobre los jugadores merengues siguiendo las instrucciones de su líder. En el rostro de cada jugador del Madrí que sufría las tarascadas visitantes el técnico argentino vería a aquél que le coronó la cornamenta, de lo contrario resulta francamente imposible explicar tal saña. 

Pocholo Simeone protestando una decisión del colegiado durante el partido.

Incidencias.

Gran aforo en el Bernabéu, tanta gente que a veces parecía que hubiera tres alemanes del Borussia de Dormunt o cuatro madridistas de Varsovia animando. Homenaje a don Alfredo Di Stéfano antes del inicio del partido que fue interrumpido por los roznidos y berreos de la afición atlética lo cual, tal y como sucede siempre, no evitará que se la siga considerando la mejor afición de este universo y algún otro paralelo. Al fin y al cabo si no perdieron tal consideración cantando lo de "Puerta se marea" y otras simpáticas melodías, no van a perderla sólo por interrumpir un minuto de silencio.

Colegiado

En otro golpe sobre la mesa de Sánchez Arminio y sus cuates, el árbitro designado para dirigir el encuentro fue Estrada Fernández, perteneciente al colegio catalán. Para chulos, ellos. Que nadie diga que se esconden. A los doce minutos el Pateti llevaba seis faltas, dos de ellas sancionada con tarjeta amarilla, lo cual no impidió que el equipo de Pocholo acabara con once sobre el terreno de juego, y eso que los visitantes, siguiendo las consignas homicidas de su técnico, no se recataron a la hora de meter los tacos. Para que no quedara ninguna duda, en las postrimerías del encuentro dejó de señalar un clamoroso penalti por manos en el área defendida por Moyá. 

Cómo fue la cosa. 

En un país en el que se pone en la calle a tres gitanos que violan a una pobre chica tras intentar robarle el bolso porque el juez ve discrepancias en las declaraciones de los unos y de la otra, como si lo normal fuera que los criminales contaran lo mismo que la víctima, no debe extrañar a nadie que los jugadores del Atlético de Madrid, espoleados por un técnico cuyo aspecto de gañán barriobajero es toda una tarjeta de visita, y que para que no haya equívocos va escoltado por el hombre de Atapuerca -yacimiento casualmente sito en Burgos- pudieran desplegar su catálogo de patadas y agresiones sin que el colegiado se responsabilizara de sus labores fundamentales, entre las que se incluye castigar las faltas y el juego duro.

James ya sabe lo que significa marcar un gol con el Madrí... absolutamente nada
si no va acompañado de otro al menos, porque la "casillada" es inevitable

Así la cosa, y gracias a la complicidad arbitral, el Atlético impuso el partido que quería durante el primer tiempo. Una estrategia cobarde, miedosa, barrabraverista y que llevó a que en las casas de apuestas un gol del Atleti en cualquiera de los dos partidos se pagara a diez mil millones de euros a uno, más o menos. Había más posibilidades de que los espectadores en el estadio, o en sus hogares, se vieran antes las orejas que una llegada al área de los colchoneros. Sin embargo, todo esto, la ultraviolencia, el fútbol de Atapuerca, el homenaje al "catenaccio" más cerril, no será óbice para que muchos plumillas profesionales se derritan loando las virtudes de Simeone y sus simpáticos sicarios. Para que no pensemos cosas raras, como que son del Atleti y similares, nos envolverán el discurso recurriendo a los principios de la neolengua de Orwell, y cambiarán "violencia" por "intensidad", "autobús en la portería" por "control táctico del partido" y mamarrachadas por el estilo.

Pierna arriba, olvidándose del balón y buscando el tobillo del contrario. La
acción de Siqueira sólo fue merecedora de amarilla para el colegiado. 

Como lo de ganar algo sin marcar es una cosa muy difícil, el Atleti confió todo a la suerte, la suerte de que el Real Madrid se funda quinientos millones de presupuesto para colocar bajo los tres palos al favorito de la Brunete mediática atlética, que no deja de tener su aquél. Y la cosa funcionó. Tal y como advertí, si Dios no lo remedia, el Real Madrid perderá su primer título de esta temporada. El Patético es incapaz de marcar un gol de jugada, y a balón parado tiene las mismas posibilidades que cualquier otro equipo. Vamos, que tampoco es que los colchoneros después de preparar los partidos viendo los vídeos de los del Estado Islámico degollando cristianos es que se pongan a estudiar tácticas de lanzamientos de córner y esas cosas. En un mundo normal, la portería del Real Madrid se mantendría a cero tanto en el partido de ida como el de vuelta. Pero en un mundo normal Casillas no sería portero del Real Madrid. Al igual que en Lisboa, el máximo exponente del antifútbol confió en la suerte/error y la jugada también le salió bien gracias al mismo. Y ya lo advertí, lo del pasado 24 de mayo no es lo normal, lo normal es lo de hoy. Que aparezca la cabeza salvadora de Ramos, Ronaldo o cualquier otro es lo inusual. No pasará todas las noches, y ayer sin ir más lejos, no pasó.
Lo redondo, merluzo, ¡tienes que coger lo que es redondo!

Basándose en las palabras de Angelotte en la rueda de prensa post partido, muchos tierraplanistas defienden que el gol viene de un fallo general de la defensa, como si fuera normal que los entrenadores señalaran en público al culpable. Ni aunque Casillas hubiera atrapado ese balón para, acto seguido, girarse y patearlo a puerta, el técnico habría considerado el tanto culpa del guardameta. Que si el balón cruza por delante de tres jugadores, que si cualquiera de ellos debería haber despejado... pero ¿se creen que somos tontos o qué? Lo normal en esa jugada es que despeje aquél que tiene el balón de cara, y no de aquellos que han de realizar un despeje más peligroso que igual acaba entre los tres palos. El problema de la jugada es que el portero no sale, porque Casillas lleva años sin salir en ese tipo de balones. Casillas es el único jugador que jamás se moja cuando llueve en el transcurso del partido, porque su disposición permanente bajo el larguero evita que las gotas de agua impregnen su cada vez más escasa cocorota. Como decía ayer alguien en Tuíter, es el portero más seguro del mundo... si se produjera un terremoto ya que, como todos sabemos, en ese caso hay que ponerse bajo el marco de las puertas. Eso sí, los saltitos ridículos que no falten. Antes de la jugada que nos costó el gol, Casillas ya dejó muestras de su incapacidad para defender los balones altos en su área, la zona que ha de dominar SIEMPRE un portero. En otra salida a por uvas disputó un balón con un colchonero... sin saltar, y encima flexionando la rodilla. Un gesto propio de Casillas que alguien definió muy atinadamente como "saltar hacia abajo". No hablo de "error" de Casillas en el gol, porque el hecho de cometer un error lleva implícita la acción, y el problema es que Casillas no se mueve, no actúa, no hace NADA. Casillas es un portero acobardado, porque sabe que, en caso de choque, tiene las de perder. Por eso se limita a quedarse entre los tres palos y rezar para que le lancen un disparo desde cuarenta metros que pueda desviar a la línea de fondo, porque ni siquiera es capaz ya de atajarlo. 

Casillas no tiene un problema, Casillas es un problema.


La recua de defensores del espantapájaros decrépito ya va afilando sus "argumentos", por llamarlos de alguna manera. ¿Cómo nos van a convencer de que el peor portero del mundial -siete goles en dos partidos- ha de relegar al banquillo al considerado mejor portero de ese mismo mundial? En el primer programa de "El Chiringuito", espacio presentado y dirigido por J. Pedrerol, en la presente temporada, esa coartada del ultra antimadridista diario AS que es Tomás Roncero expuso los andamiajes sobre los que se va a construir el edificio cochambroso de la titularidad de Casillas. A saber: el de Móstoles ha de ser titular porque el problema que tiene es de falta de confianza, y ésta sólo puede recuperarse jugando partidos. Obviamente, añade el tonto útil del antimadridismo relañista y prisáico, si los fallos y cantadas del Capitán Espantajo se producen en una racha prolongada de partidos, Angelotte tendría derecho a cambiarlo (faltaría más) y dar una oportunidad a Keylor Navas.


La propuesta tomasina que, oída las palabras de ilustres casillistas tras el partido de Supercopa, me temo va a ser dogma de fe es fácilmente rebatible, lo cual no es noticia teniendo en cuenta de quién viene. Pero eso da igual. Hablamos de propaganda. "Lo ponemos y, si no funciona, se le quita" es, a priori un argumento de una lógica aplastante, pero sólo para aquellos que no quieren que la realidad les estropeé una ilusión o que tienen las neuronas de vacaciones permanentes. Y no lo es, primero, porque el Real Madrid es un club de fútbol, uno, además, que invierte gran cantidad de dinero y que, por tanto, exige resultados que no pueden depender del estado de ánimo de un jugador concreto. Si Espantajomán tiene problemas de cabeza, no debe jugar. Punto. Para recuperar confianza que juegue los partidos de entrenamiento, que parar los disparos de Cristiano o Bale ha de dar mucha fe en uno mismo. O que se vaya a correr a la playa mientras escucha "The Eye of the Tiger", como hizo Stallone en Rocky III, que no le fue mal la cosa. Y cuando esté centrado, sólo entonces, le podrá disputar la titularidad a Navas. Y si no, que se retire.


Y segundo, porque para quitar a quien en cada partido te hace alguna que acaba costándote un gol no hace falta tener el título de técnico. El trabajo de Angelotte es ver quién está mejor en los entrenamientos, o quién puede ofrecerle lo que él necesita para el equipo, y ponerlo. Para eso está el trabajo entre partidos. El técnico no está para corregir los fallos, sino para evitar que estos se produzcan. Pedir que el técnico saque a los once primeros que le vienen a la cabeza y luego ya, si acaso, si la cosa no rula, pues se pensará en sacar alguno de ese once titular, es una auténtica sandez. Lo típico de Roncero, vamos.

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