domingo, 25 de noviembre de 2012

De entre los muertos

Dos son las razones que explican la inactividad de este blog los últimos meses. Primero, la honestidad del que estas líneas suscribe, quien decidió cortar por lo sano con los medios de comunicación cuando fue testigo del grado de pestilencia que había alcanzado el quintacolumnismo antimadridista instalado en los medios supuestamente pro merengues, quienes una vez alcanzado los últimos objetivos decidieron prescindir de cualquier careta. Que el Marca, el AS, la Cope, la Ser y sus putísimas madres fueran bandadas de buitres (que me perdone la familia) que se alimentaban de mi amado club era algo que ya tenía asumido. Ahora, que estos buitres dejaran de limitarse al papel que sus homólogos naturales ejercen, y pasaran a matar a la víctima de la que querían alimentarse, sí que me resultó una novedad. Bastante asquerosa, por cierto. El Madrid de Mourinho acabó la temporada batiendo todos los récords habidos y por haber. Mayor número de goles en una liga y barrera de los cien puntos fulminada. El portugués ya había anunciado que era a partir del segundo año cuando sus equipos alcanzaban el nivel que él esperaba y demostraba una vez más que él no es de los que engañan a la gente. Sin embargo, para la supuesta prensa madridista, reconocida como tal por vender las tostadoras y los packs  de seis vasos de cerveza con el escudo del Real Madrid y no con el del Torpedo de Calatayud, la gesta realizada por el equipo carecía de importancia. Messi seguía siendo mejor que Cristiano y Perra Guardrogas, que como muchos anunciamos salió por patas en cuanto las cosas empezaron a torcerse, era el adalid de lo que debía ser el fútbol, el modelo al que todo entrenador debería aspirar, la unidad de destino en lo de darle patadas al pelotón. Cuando vi que eran mayoría los que continuaban negándole el pan y la sal al técnico portugués y vendiendo culerismo y valores sobrevalorados al personal, ellos, que por tradición no han perdido el tiempo subiéndose al carro del vencedor, decidí que ya estaba bien, que hasta aquí habíamos llegado. Hacía tiempo que los medios (anti)madridistas sólo encontraban en mí la indiferencia. Pero a partir de este verano decidí mandarlos a tomar por donde amargan los pepinos y hacer absoluto boicot. De radio, de televisión, de prensa escrita, de internet. De todo. A paseo. Y yo soy un tío que cumple su palabra, con lo que hacer un blog de fútbol en esta situación es cosa harto complicada. O, sí, me informo; me informo con los blogs, a través de túiter y esas cosas, como debe ser. Pero de esta manera lo de llevar un blog podría convertirse en una especie de "diario de prensa" o "Sé lo que hicisteis", y tampoco era plan. 

Imagen gráfica de la relación entre el Real Madrid y la prensa "amiga"


La segunda razón es personal. El fútbol español y la podredumbre que le rodea no es algo extraño al ambiente en el que vive España desde hace años, y que se hace irrespirable para mucha gente, generalmente entre personas con ciertas aspiraciones para su patria y un cierto sentido de la ética. Que espero que sean mayoría, aunque sometidos a una clase política y unos medios de comunicación donde el garrulismo carpetovetónico campa a sus anchas. Que tengamos al mejor técnico del mundo -porque es así, con datos objetivos en la mano- y en la votación del premio de la Liga de Fútbol Profesional al mejor entrenador salga ganador el Guardrogas, que quedó segundo, no pueden aislarse de hechos como que Andalucía siga en manos de los que robaron mil millones de dinero público con los EREs o que hoy el destino de Cataluña, y por extensión de España, vaya a ser entregado a unos pájaros que se han dedicado a robar a manos llenas y cuyo principal interés por la independencia radica en aumentar su control para evitar ir al trullo. España apesta. Y lo mejor que uno puede hacer es aislarse, centrarse en las cosas realmente importantes y no preocuparse por lo que suceda en, o con un país que ha decidido ponerse de rebajas. Lo digo y lo repito: el que tenga la posibilidad, que se largue. A Alemania, a Suiza o donde sea. A cualquier país normal. Uno en el que te levantes por la mañana y no oigas al técnico de la selección alardear de no haber votado al mejor entrenador y sí por el que quedó subcampeón, justificándose en que aquél es portugués y éste es español. Un español que ha declarado públicamente que quiere una Cataluña independiente. País de imbéciles, de mierdecillas de los que encima tenemos que soportar lecciones de "señorío". Tócate las narices. 

¡Florentino, despierta!

Hay una tercera razón. La pongo al final porque dudo que nadie haya llegado hasta aquí: soy tremendamente vago. No obstante, el cariz que van tomando las cosas me llevan a desempolvar las armas y volver a las trincheras. España es una mierda. Dudo que deje de serlo algún día. Pero hay algo que merece la pena. Se llama Real y se apellida Madrid. La última frontera. Lo único bueno y decente que permanece entre tanta pestilencia, aunque atacado y vilipendiado por la misma mugre que ha atascado cualquier mecanismo que alguna vez funcionara en esta piel de toro. No me hago ilusiones. El Madrid caerá como han caído tantas otras cosas. Es nuestro sino. Pero al menos, mientras tengamos algo por lo que luchar este descenso al abismo de la mediocridad, de lo políticamente correcto y del relativismo moral se hará más llevadero.

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