domingo, 11 de diciembre de 2011

El Barça es una mierda

No existen aficionados del Real Madrid. Uno puede elegir ser aficionado del Betis, del Español, del Getafe o del Torpedo de Mérida, pero no del Madrid. Ahí no hay libre albedrío que valga. Los valores del madridismo, inmutables y tradicionales en el buen sentido de la palabra (esto es, no arcaicos o desfasados, sino eternos y por ello deseables), atraen como un imán a aquellas personas que los comparten. Dicho de otro modo, el Real Madrid representa el bien, y aquellas personas que en su colegio, en su familia o en su trabajo han aprehendido valores sanos, han sido educados en la idea de que existe el bien y el mal, que no todo es lo mismo,  no tienen otra opción que ser madridistas. El seguidor del Betis lo es por tradición familiar, por jorobar a su hermano que es del Sevilla o por influencia del círculo de amistades; un madridista lo es porque no puede ser otra cosa.

Esto salta a la vista especialmente en días como el de ayer. Se pasa uno por foros, blogs y demás redes sociales de esa y ve poco menos que conatos de guerra civil entre distintas facciones merengonas tras el desarrollo y posterior resultado del "clásico". Si no existiera obligatoriedad de pertenecer al Madrid, ¿a qué estos problemas? Sin embargo, el madridista no puede dejar de serlo como no puede dejar de lado un código moral, de ahí que se enzarce en discusiones que al fin y al cabo no llevan a ninguna parte.  De hecho, da la impresión de que el madridismo es la "afición" (por llamarla de alguna manera) más crítica que existe. Siempre hay excusa para que los merengues nos arrojemos argumentos a la cabeza. Ayer era el Baúl; hoy parece que es Cristiano, pero sólo en los partidos importantes (como si hubiera otros).  No existe una afición más criticona con su equipo que la del Madrid. Ni siquiera la del Pateti, que pasó de ser el segundo mejor equipo de España en los años 70 a la porquería que hay en la actualidad sin resentirse en demasía, sino todo lo contrario, aceptando ese nuevo papel como si tal cosa. Si no te gustaba lo de Baúl entonces, ¿por que no dejar de seguir al equipo? Y si no te gusta Mourinho, ¿por qué no dejarlo ahora, hasta que vengan otros tiempos?

Más aún, ¿por qué el madridismo parece tener un sexto sentido para detectar a aquellos que no considera como tales? Vemos a periodistas que se centran en el Madrid e incluso se arrogan en supuestos valores de la entidad pero que, sin embargo, son señalados con el dedo por el grueso de la afición. Mientras otros siguen masivamente a los Jesús Alvarado o a los Carazo de turno, gente como Lama o Segurola se las ven y se las desean para convertirse en portavoces del madridismo, e incluso lo normal es que sean denostados y ridiculizados. Cuando uno de estos pájaros cuelga las botas en Túiter casi siempre es por la presión de aquellos que engrosan el que debería ser su bando. Es ocasional, por raro, ver a un seguidor del Patético zarandear a Manolete, o a un culo hacer lo propio con Mascaró. Pero claro, tanto los unos como los otros han elegido ese camino y han de ser consecuente con él. El madridista, como está ahí sin comerlo ni beberlo, mantiene intacta toda su capacidad crítica. Más aún, para personas rectas como los madridistas gente como Lama, Segurola y tantos otros no sólo son vistos como vulgares oportunistas, como entes extraños que no se identifican, ni lo harán jamás, con el madridismo, antítesis de la falsedad. Da igual que a Palomares le nombren jefe de la sección de Marca dedicada al equipo blanco, o que Segurola realice la crónica de todos los partidos de Mou y sus chicos. La afición los verá como algo ajeno por la simple razón de no compartir los principios morales que comparte todo madridista, entre otras cosas porque si no los compartes es que no lo eres. 

No quiero decir con esto que un aficionado a cualquier otro equipo de fútbol sea mala persona. Para nada. Pero en esto, como en la vida, existen gradaciones. Si en la cima de la afición, vista desde el punto de vista de un merengón (lo siento, no tengo otro, no puedo; quizá en otra vida aunque lo dudo) se sitúa el Real Madrid y sus seguidores, en el extremo opuesto se sitúa el far$alona y sus piaras. ¿Son malas personas los seguidores del far$alona? En absoluto, principalmente porque no son personas. Sí, tienen dos brazos, dos piernas y esas cosas. Son humanos, pero no son personas, por varias razones.

La primera es su incapacidad para discernir el bien del mal. Que un miembro de ERC o del grupo terrorista Terra Lliure sea culé entra dentro de lo normal. Con todo, seguiría sin ser catalogado como persona, pero al menos sería un humano con limitadas funciones racionales y, aun incapaz de distinguir el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto, al menos consecuente con un punto de vista francamente degenerado. Pero ¿qué excusa tiene el resto? Ser seguidores de un club que les desprecia y les discrimina, para el que sólo merecen la consideración de "tontos útiles" que respalden una ideología, una forma de concebir el "Estado español" claramente dañina para sus intereses, ¿es algo normal? Para nada. Por tanto, algo impropio de una persona, sinónimo de ser racional, y más justificable desde el punto de vista de los animales, cuyo motor único es el instinto y que carecen de la capacidad de dar explicaciones de sus actos. 

Porque esa es otra. Pon delante de un culo las proclamas de los dirigentes del club, cuando no sus insultos tipo "los españoles son chorizos por el hecho de ser españoles" y pregúntales por qué es seguidor del far$alona. Luego siéntate a esperar porque o bien vas a esperar mucho o bien te va a dar una respuesta que podría dar con tus huesos en el suelo de la impresión caso que te pillara de pie. Por lo general, la "justificación" es que ellos son seguidores del far$alona "por el juego", y que pasan de política y cosas así. Bien. Pero el problema es que el far$alona es un club politizado desde sus orígenes. De ser cierto que "pasan de política" deberían pasar de ese club. Pero peor es lo primero. Reconocer que se sigue a un equipo "por el juego" es reconocer que no se le sigue, que cuando no halla "ese juego" se aficionarán a la petanca o qué se yo. El seguimiento nunca es condicional. Uno no puede decir que está casado con su mujer pero sólo cuando va maquillada y luce escote. Se está casado siempre o no se está casado. 

En el extremo opuesto a la luz del madridismo, el culo se manifiesta no sólo como la antítesis de una forma de ver la vida y unos cimientos morales bastante sólido, sino como el contrario al concepto tradicional de "persona", pues no merece tal consideración aquél que reniega con tanta alegría de su dignidad y capacidad de raciocinio. Es inadmisible que una persona que trabaja en la fábrica de Doritos de Madrid sea culé cuando el far$alona prohíbe su producto en sus instalaciones, ya que no está etiquetado en catalán; es inadmisible que una persona residente en Málaga sea presidente de la peña de un club que le impide sacar a paseo sus señas de identidad o que hace buenas migas con políticos que vejan y humillan su esencia como habitante de una región. Como es inadmisible no podemos entender que se produzca; como se produce sólo podemos entender que los culos no son personas. Pero no porque nosotros les quitemos esa propiedad, sino porque ellos prescinden alegremente de ella. Falta de dignidad y ausencia de crítica racional. 

Con esta afición que el Barça es una mierda es algo que no merece ni explicación ni nada.

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